Creo que los líderes victoriosos tienen en común la incapacidad de aceptar la derrota. Para ellos es totalmente inaceptable otra cosa que no sea ganar; por eso averiguan lo que debe hacerse para alcanzar la victoria, y van tras ella con todo lo que esté a su alcance.
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Los buenos líderes encuentran la forma de que sus equipos ganen. Esa es la Ley de la Victoria. El deporte en sí no es lo importante. Michael Jordan, Magic Johnson, y Larry Bird lo hicieron en la NBA. John Elway lo hizo en el fútbol americano, llevando a su equipo a más victorias en el último cuarto del juego que ningún otro quarterback en la historia de la NFL. Pelé lo hizo en el fútbol, ganando un número sin precedentes de 3 Copas Mundiales para Brasil. Los líderes encuentran la forma de que sus equipos tengan buen éxito.
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El impulso es realmente el mejor amigo del líder. A veces es la única diferencia entre ganar y perder. Por eso es que en los juegos de baloncesto, por ejemplo, cuando el equipo contrario anota una puntuación sobresaliente y se comienza a desarrollar mucho impulso, un buen entrenador pide una interrupción. Sabe que si el impulso del equipo contrario se hace muy fuerte, es probable que su equipo pierda el juego.
El impulso también hace una enorme diferencia en las organizaciones. Cuando no hay impulso, aun las tareas más sencillas parecen problemas insuperables. Pero si usted tiene el impulso de su lado, el futuro se ve prometedor, los obstáculos parecen equeños, y el problema se percibe como algo temporal.
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Cuando el liderazgo es fuerte y hay impulso en una organización, la gente es motivada e inspirada a desempeñarse en niveles más altos. Llegan a ser más eficaces de lo que esperaban.
Busca ahora mismo una pulgada que ganar… Da igual su ámbito: personal, familiar, social, profesional,… Sea lo que sea, pero que resulte un detalle significativo. Piensa en una acción que marque la diferencia: llama a esa persona a la que debes un mensaje, haz algo sencillo que mejore tu salud, tira ese objeto o detalle que lleva en tu casa tanto tiempo bajo la duda de si continuará allí o no,… Elige un detalle que sea significativo para ti mism@, que no sea dramático, que pueda hacerse en menos de diez minutos y que haga sentirte bien.
¡Busca esa pulgada y avánzala!
Mañana, repite el ejercicio.