Recientemente he tenido la oportunidad de trabajar con una organización desorganizada (valga la paradoja).
Destaca por un gerente que, a pesar de tener la mejor de las intenciones, tiene de los peores modus operandi que he visto en mucho tiempo. Y es que el pobre, con bastante frecuencia, comete los 5 errores que para mí son básicos de un directivo:
- Prefiere apagar fuegos que trabajar en la visión: hace muchas cosas, pero pocas como gerente
- Exige determinados resultados ignorando los compromisos que eso supone: simplemente pide («quiero esto; eso otro es inaceptable; quiero aquello») sin tener en cuenta lo que requiere para llevarse a cabo
- No toma decisiones, postergándolas en el tiempo o dejándolas en el aire para que sean tomadas por otras personas
- No pregunta a sus trabajadores qué obstáculos ven para llevar a cabo las acciones que pide, ni presta recursos para poder solventarlas (entendiendo por recurso no sólo los económicos o materiales, sino también herramientas, apoyo en la toma de decisiones o simplemente reestructurar prioridades)
- No hace el seguimiento de las acciones. Como mucho demandará resultados cuando vuelva a surgir el tema en un futuro indeterminado
¿Qué consecuencias se producen? Sus trabajadores no comparten su visión (puesto que se les impone un resultado sin proporcionarles herramientas ni medios), a veces incluso no pueden realizar las tareas a pesar de querer hacerlo (porque se encuentran impedimentos que nadie resuelve), no saben con total claridad qué hacer (puesto que hay detalles de las decisiones que quedan sujetas a interpretación) y, en general, no se llevan a cabo acciones (puesto que algo de lo que no hay seguimiento, cae en el olvido).
¿El resultado? La empresa va como pollos sin cabeza.
No sólo hay que gestionar procesos o dirigir proyectos. También hay que marcar estrategias. Y eso implica plantearse dónde estamos, pensar dónde queremos ir, evaluar alternativas, tomar decisiones, pedir acciones, retirar impedimentos y realizar un seguimiento.
Un general que pide que se cave una trinchera pero no explica para qué, no suministra palas, no guía sobre cómo atajar los problemas derivados y que no vuelve a aparecer por la zona para ver cómo van los trabajos… es un general que sólo ha pedido una trinchera.
Cada vez tengo más claro, cuando llego a una organización, lo importante que es buscar la figura que está llevando un liderazgo estratégico y que dirija acorde al mismo. Y si no encuentras a nadie que lo esté haciendo, la verdad es que la cosa pinta mal.
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