El pasado 21 de marzo de 2014 tuvo lugar el II Startup Weekend en Tenerife, en el que participé como coach.
Citando la propia web oficial, se trata de «evento de un fin de semana que se organiza en varias ciudades alrededor del mundo. Un grupo altamente motivado de desarrolladores, empresarios, entusiastas del negocio de las startups, gurús del marketing, artistas visuales y otros profesionales que se reúnen en un evento de 54 horas en el que se construyen comunidades, empresas y proyectos».
Los aproximadamente 60 participantes exprimieron al máximo ese fin de semana, compartiendo ilusiones e ideas, proponiendo, debatiendo y, sobre todo, arrimando el hombro.
En un entorno basado en una estructura ampliamente horizontal, las ideas mejor votadas fueron abordadas por equipos espontáneamente creados por los propios participantes.
Y todo con un mismo objetivo: demostrar que es posible construir ‘algo’, un producto mínimo viable, en un solo fin de semana.
En este evento tuve el enorme privilegio de participar como coach, actuando como mentor y aconsejando a los diferentes grupos de participantes.
Actuar de coach fue para mí una actividad muy gratificante. Pude aportar mi granito a arena facilitando la organización de los equipos, ayudándoles a priorizar y tratando de ayudarles a generar velocidad. Sin embargo, fue aún mucho más lo que aprendí de todos ellos que lo que aprendieron de mí. Fue sorprendente la enorme cantidad de talento presente en tan poco espacio.
Si tuviera que mencionar algunos aspectos en concreto del evento, a modo de resumen, destacaría lo siguiente:
- El equipo de organización, extremadamente trabajador y brillante. Con una humildad poco común, el grupo de organizadores mostró una enorme predisposición para conseguir que todo saliera según lo previsto y, al mismo tiempo, hacer sentir a los participantes que eran ellos quienes realmente estaban construyendo el fin de semana.
- Colaborar con todo el equipo de mentores fue una oportunidad ideal para aprender muchísimo. Cada uno de ellos tenía una considerable experiencia en modelos de negocio, en marketing o en tecnología, lo que hacía sus aportaciones altamente valiosas. Expertos como Juan José Reyes, Miguel de Vega, Luis París o Tanausú ‘Tana’ Cerdeña enriquecieron enormemente el Startup Weekend.
- Lavin Luis, otro compañero coach, mostró sus enormes habilidades en marketing, cuando decidió de manera improvisada y espontánea fomentar el proyecto Armiga. Verlo en acción fue tan divertido como ilustrativo. ¡Qué grande!
- Carlos Blanco y su profunda y clara visión de negocios. Cada vez que hablaba, todas las personas a su alrededor mostraban una enorme atención para aprender todo lo posible de su dilatada experiencia.
- Paco Mesa y su anécdota de la importancia del cacareo. El relato en cuestión es demasiado extenso para comentarlo aquí (además de que el propio autor lo contaría mucho mejor), pero puedo resumirlo en que buena parte del desarrollo profesional se basa no únicamente en hacer, sino también en difundir. Tomo buena nota, Paco.
En definitiva, el Startup Weekend es una nagnífica oportunidad para aprender el proceso básico requerido para convertir una idea en una propuesta concreta de negocio. Sin duda, una experiencia enriquecedora y difícil de igualar.
