Que Amazon está imparable es un hecho. Algunas noticias muestran su nivel de expansión en países de Medio Oriente y destacan que su CEO es actualmente la 2ª persona más rica del mundo, exponiendo un nivel de crecimiento espectacular.
A medida que el comercio electrónico continúa su avance en España, Amazon ha mantenido su desarrollo en infraestructuras y alianzas. Por un lado, la inversión de más de 125 millones de euros realizada el año pasado refuerza ese mensaje. Por otro lado, la contratación de 650 personas para un nuevo centro logístico en Barcelona también es otra muestra de sus expectativas de desarrollo en nuestro país.
Sin embargo, a nivel de alianzas, para las empresas de mensajería supone todo un reto poder encontrar un equilibrio entre el enorme volumen de pedidos que puede proporcionar este gigante logístico, y la rentabilidad en un tipo de servicios que se destaca por la inmediatez (entregas el mismo día si es posible), la capilaridad (entrega en domicilios, esté donde esté) y la rentabilidad económica (el mercado empuja los gastos de envío hacia el valor cero). Como ejemplo, la difícil situación de Correos, que por un lado firma un acuerdo con Amazon para repartir 150.000 pedidos al día, mientras al mismo tiempo triplicará sus pérdidas este año, superando 150 millones de euros en negativo, lo que lo coloca bajo el punto de mira de la Comisión Europea.
Está claro que el comercio electrónico está en auge y no va a hacer otra cosa sino crecer. También está claro que Amazon actualmente es uno de los líderes de esta industria y ha encontrado un modelo de negocio escalable y rentable. Pero, ¿será también rentable para todos los demás actores de la cadena, incluyendo los productores y las empresas de reparto? ¿Es actualmente un modelo de negocio sostenible para todos?
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