Hoy revisando los boletines que recibo periódicamente en mi correo me he encontrado con un texto curioso, que transcribo aquí:
The person who works harder when the boss isn’t around is headed straight for a better job.
It is a foregone conclusion that you will never reach great heights of success if you perform at high levels only when others are watching you.
The most exacting standards of performance should be those you set for yourself, not those set by others for you. When your expectations for yourself are higher than your boss’s expectations for you, you will never have to worry about job security. If you work to your highest standards, the promotions will take care of themselves.
Me ha venido a la mente automáticamente el Efecto Hawthorne.
Hay responsables y directivos que tienden a inspeccionar el trabajo de sus subordinados como verdaderas aves rapaces. Ávidos de encontrar el detalle que les justifique la paranoia y desconfianza que tienen hacia las personas que tiene a su cargo… Al final se tiende a degenerar en un efecto pigmalión negativo, en el que termina reinando un ambiente viciado y laboralmente insalubre.
En cambio, hay otros responsables que predican el laissez faire, hasta límites insospechados. Confían tanto en su gente que ni siquiera necesitan revisar sus trabajos. A fin de cuentas, el concepto de Evaluación de Calidad les parece un procedimiento bonito en teoría, pero nada práctico en lo que respecta a satisfacción laboral.
Muchas veces he pensado que el equilibrio entre dos extremos tiende a ser la solución óptima para un problema.
Es importante delegar, es importante saber delegar y es igualmente importante supervisar. Y, yendo más allá, hay que saber supervisar, para que se note que se hace y para que tenga efectos positivos, no negativos.
Pero además, hay que saber identificar a los que no necesitan ser supervisados.
– Y tú, ¿necesitas motivación diaria y constante para hacer?
– ¿Vamos a remolque o tiramos del carro?
– ¿Vivimos tan inmersos en la urgencia del ayer y de las situaciones críticas, que en cuanto se afloja la presión bajamos el ritmo hasta casi pararnos?
¿Hasta qué punto necesitamos que nos supervisen para cumplir nuestros objetivos?
¿Hasta qué punto si minimizáramos esta necesidad, nos llevaría a desarrollar proactivamente unas actitudes y unas habilidades que nos conducirían al éxito personal?