Lectura: Steve Jobs

20 nov

Mi última lectura ha sido la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson.

Me ha parecido una obra francamente interesante y bastante completa. Supongo que lo cómodo hubiera sido centrarse en los aspectos más conocidos de su vida profesional, en aquellos más morbosos de su vida personal (como su primera hija, a la que no reconocía como tal) y poco más.

Sin embargo, es un libro que aborda todas las dimensiones de su persona, y esta es una labor que requiere extensión y cuidado. Tratar de describir toda la complejidad de un ser humano en palabras siempre es díficil, máxime cuando se trata de una personalidad tan controvertida como la de Steve Jobs.

 

Algunos de los elementos que más destacaría son los siguientes:

  • Su perfeccionismo desmedido, adquirido prontamente por su padre adoptivo. Se trataba de una cualidad que exasperaba a los trabajadores de Apple hasta límites de que muchos renunciaban a su puesto de trabajo. Sin embargo, los resultados casi siempre reflejaban un producto de calidad superior, con exquisito cuidado en los detalles.
  • Su fuerte carácter y su tendencia a generar conflictos. Para Steve Jobs no había término medio: un prototipo era una auténtica porquería o una genialidad, un zumo era una exquisitez o algo incomestible. Tendía a herir conscientemente a los demás, fueran quienes fueran, con frases contundentes y carentes de toda sensibilidad. Para muchos de sus colaboradores, era una cuestión de adaptarse a las críticas y a los gritos feroces, o bien desistir de sus funciones.
  • Su volubilidad. Un día podía decirte que una idea era una porquería y una semana más tarde, tras unos cambios casi imperceptibles, comentarte que era algo magnífico. Sus diseñadores más veteranos lo sabían, y fueron desarrollando la capacidad de plantear estrategias de acercamiento de sus ideas, poco a poco, hasta que fueran aceptadas.
  • Su pasión por los productos, y su enfoque integrador de humanidades y tecnología. A pesar de que no sabía programar y de que sus conocimientos de electrónica eran limitados (comparados con muchas otras personas del sector), Steve Jobs tenía la especial habilidad de saber simplificar los productos, y de conseguir mejorar al máximo la experiencia de usuario. Lo cierto es que, cuando operas con un producto de Apple, te das cuenta de que puede tener ventajas y desventajas, pero su diseño y su usabilidad son excelentes.
  • Su «campo de distorsión de la realidad», tal y como lo define el autor del libro. Tenía la habilidad de manipular la realidad hasta un límite en el que él mismo se creía sus mentiras. Esto supuso mucho dolor y frustación en quienes le rodeaban.
  • Una de sus citas más conocidas hace referencia a que no necesitaba de planes de marketing para saber lo que el mercado necesitaba. Tenía la habilidad de intuir lo que el consumidor quiere sin que lo exprese, y sin basarse en lo que ya existía en el mercado, puesto que para él eran ideas que limitaban su creatividad.

Personalmente, me pregunto si su carácter y su forma de liderazgo actuaban de freno o de impulsor en su trabajo. Lo cierto es que su manera de dirigir conseguía evitar los silos y nichos de poder que sufren otras grandes empresas. Su obsesión por controlar hasta el más mínimo detalle generó productos que han sido magníficamente recibidos por el mercado, y las personas que más han trabajado con él han comentado que gracias a su implacable presión llegaron a hacer cosas que creían imposibles en ellos mismos. Sin embargo, ¿hasta qué punto fue una ayuda dejar tras de sí una estela de dolor, resentimiento y frustración en quienes le rodeaban? ¿Hasta qué punto no era un ser destructivo con las personas más cercanas? O eras lo suficientemente fuerte, o te hundía. Entonces, ¿cómo combinar el éxito con el desarrollo personal (tanto propio como ajeno)? ¿Qué efectos hubiera tenido un liderazgo situacional y más humano, en lugar del liderazgo tiránico del que hacía gala?

En cualquier caso, hay que reconocer el profundo legado que ha dejado, no únicamente desde el punto de vista tecnológico, sino en muchos otros ámbitos. En palabras de Isaacson, «Steve Jobs se convirtió en el ejecutivo empresarial de nuestra era con más posibilidades de ser recordado dentro de un siglo […]. Consiguió, más que nadie en su época, crear productos completamente innovadores que combinaban el poder de la poesía y los procesadores. Con una ferocidad que podía hacer que trabajar con él fuera tan perturbador como inspirador, también construyó la compañía más creativa del mundo[…], incluso la compañía que mejor se desenvuelva en la intersección entre el arte y la tecnología«.

Sin duda, una obra de interés para todo aquel que esté inmerso en el mundo de la tecnología, que le permitirá entender cómo hemos llegado hasta aquí, y qué podemos esperar en los próximos años.

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